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Secretos del general Fabio Zabarse Pabón que Maduro no quiere que sepas

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Secretos del general Fabio Zabarse Pabón que Maduro no quiere que sepas

Cuaderno de Notas: Crónica tempranas de las actividades delictivas del nuevo Comandante de la Guardia Nacional.

Casto Ocando | Cuaderno de Notas

La primera vez que supe del nombre de Fabio Zavarse Pabón fue cuando Walid Makled lo mencionó en varios de los numerosos chats que intercambiamos a partir de fines del 2010, después de que el empresario acusado de narcotraficante había sido capturado en Cúcuta, en un operativo organizado por la DEA y ejecutado por fuerzas de seguridad colombianas.

Makled estaba dispuesto a contar todo sobre sus vínculos con el gobierno chavista, y cómo mantenía en su nómina a más de 70 altos oficiales chavistas. En ese momento, el ahora mayor general Zavarse Pabón, integrante de la esa notable lista, no era más que un coronel recién ascendido que estaba al frente del Comando 25 de la Guardia Nacional, en Puerto Cabello.

Zavarse Pabón ya llevaba casi 5 años en el cargo, dos años más de lo usual, una anomalía que era posible debido a las poderosas conexiones del coronel. Según me aseguró Makled, Zavarse Pabón era un protegido de dos figuras influyentes del gobierno de Hugo Chávez: la entonces presidenta de la Asamblea Nacional, Cilia Flores; y su marido el Canciller, Nicolás Maduro.

Makled tenía razones personales para denunciar las actividades secretas del coronel comandante de la Guardia Nacional en Puerto Cabello. Zavarse controlaba un tercio de las operaciones del puerto, y actuaba con total impunidad, me dijo Makled, que por su lado controlaba los otros dos tercios de las instalaciones portuarias.

¿Cuáles eran estas actividades secretas del coronel Pabón? “Controla la exportación de supuesta chatarra a través del puerto”, me respondió Makled. Porque los contenedores en realidad salían en barcos cargados no de chatarra sino de costosas barras de hierro y aluminio que traía desde el estado Bolívar, en combinación con el entonces gobernador Francisco Rangel Gómez, y su famoso “Cartel de la Cabilla”, que robaba abiertamente la materia prima para venderla sin ningún tipo de contraloría.

El negocio manejado por Zavarse era muy lucrativo. Las “exportaciones” de chatarra producían una no despreciable rentabilidad: alrededor de $1 millón cada semana, $4 millones al mes, casi $50 millones anuales. Las ganancias de la operación iban a parar, según Makled, a las arcas del grupo comandado por Cilia Flores y Nicolás Maduro.

Aparentemente, Zavarse exigía además una parte de los pagos por no obstaculizar las “exportaciones” de estupefacientes que tenían en Puerto Cabello el sitio de salida más activo del país, según la DEA.

Zavarse Pabón contaba con la complicidad del coronel Jesús Semprún, en ese momento jefe de Almacenes en Puerto Cabello, otro protegido de Cilia y Nicolás, que controlaba la salida de los contenedores de supuesta chatarra y quién sabe que otros “materiales” más.

La misma información que Makled me reveló, la compartió con dos agentes que la DEA había enviado desde Washington, para interrogarlo en la cárcel de La Picota, en las afueras de Bogotá, donde Makled esperaba una decisión del Supremo colombiano para su extradición.

Makled nunca dijo cuánto dinero pagó a los militares que tenía en nómina o a los que pagaba sobornos, incluyendo a Zavarse, que era uno de los que estaba en la lista de pagos que entregó a la agencia norteamericana. Pero los pagos eran mucho más que “para los refrescos”.

A los agentes de la DEA que investigaban las conexiones de Makled con el Chavismo los conocí personalmente el día en que hice, tras una espera de meses, la entrevista con Makled para el canal Univisión. Semanas después, en un segundo encuentro con los agentes en un hotel de Fort Lauderdale, pude confirmar que Makled me había contado en cámara y fuera de ella, lo que le había contado a los federales.

A raíz de la captura de Makled, y anticipándose al escándalo de las revelaciones sobre las irregularidades que ocurrían en Puerto Cabello, el coronel Zavarse fue enviado a toda prisa por un año a China, para realizar “altos estudios militares”.

Desde entonces su historial ha ido en ascenso en la nomenklatura de la represión y el abuso del régimen madurista.

Entre otros “trofeos” revolucionarios, Zavarse ha sido demandado por abuso de autoridad; acusado de tener estrechos vínculos con colectivos violentos como La Piedrita; señalado de agredir violentamente a periodistas; de organizar el asesinato de estudiantes, de promover expropiaciones forzadas de ganado y mataderos; del asalto violento a la Asamblea Nacional, de encubrir criminales solicitados por la justicia, y de organizar la represión en el estado Zulia contra ciudadanos comunes y activistas opositores, entre otras muchas acusaciones.

En enero de 2018 Zavarse Pabón fue sancionado por el gobierno norteamericano, bajo acusaciones de violación de derechos humanos.

“Zavarse Pabón es presuntamente responsable de actos de represión a cargo de miembros de la Guardia Nacional Bolivariana de Venezuela contra manifestantes de calle en Venezuela”, indico el Departamento del Tesoro en una declaración oficial.

Dos meses después, en marzo de 2018, Zavarse fue incluido en una lista de 55 altos oficiales venezolanos considerados por el gobierno de Panamá como de “alto riesgo en (operaciones) de lavado de dinero, financiamiento del terrorismo y financiamiento de la proliferación de armas de destrucción masiva”.

El mayor general llega a la comandancia de la Guardia Nacional en un momento convulsionado. El organismo que ahora preside es uno de los más importantes aparatos represivos, corruptos y de crimen organizado. Si continúa su carrera profesional en la dirección en que la ha conducido hasta ahora, no puede esperarse sino más represión y violaciones de los derechos humanos. Pero el pasado seguirá persiguiéndolo hasta el final.

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