El calvario de Daniel Ortega
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La pregunta que mucha gente en Managua se hace es: ¿correrá Ortega el mismo destino que su gran amigo Hugo Chávez?
Pablo Barrios | Especial para Primer Informe
Daniel Ortega, socio Nicolás Maduro en operaciones y transacciones calificadas de criminales por Estados Unidos, enfrenta su porpio peor escenario: una salud muy decaída, con problemas severos en el corazón y el riñón.
A pesar de su reaparición este miércoles luego de 34 días de ausencia, Ortega intentó crear una sensación de normalidad a su alrededor. Pero la verdad es que su discurso, lleno de imprecisiones y desconexiones, logró el efecto contratio a inyectar confianza en el futuro inmediato de Nicaragua.
Según fuentes consultadas para este reporte, Ortega estuvo una temporada para exámenes médicos y tratamientos cardiovasculares en La Habana, y ahora planea ponerse en manos de médicos cubanos para una operación de transplante de riñón.
“Su único interés es mostrarle al pueblo que estaba vivo, para disipar rumores sobre su muerte”, dijo la fuente. “Pero lo que sí es verdad, y no mencionó, es que le están practicando hemodiálisis en su fortaleza de el Carmen, desde donde dio su alocución el pasado miércoles”, agregó.
La aparición de Ortega, que se anunció para varias horas antes, se realizó casi al final de la tarde del miércoles por razones de seguridad. El discurso fue grabado previamente, por temor a que el comandante sandinista sufriera de algún tipo de ataque en vivo.
La pregunta que mucha gente en Managua se hace es: ¿correrá el mismo destino que su gran amigo Hugo Chávez? Pues el tiempo lo dirá ya que la ruta que esta siguiendo Daniel Ortega es la misma de Hugo Chávez, se podría despedir desde Cuba.
La desaparición física de Ortega sería desastrosa para el partido gobernante, el Frrente Sandinista para la Liberación Nacional (FSLN). Según el especialista consultado, “el FSLN perdería el apoyo popular de jueces acusados de corrupción, manejan el sistema judicial en contra del pueblo inocente, diputados sedientos de dinero y poder que legislan a favor de los intereses de la pareja presidencial y de los elementos de la seguridad del Estado que han asesinado a su pueblo y que son cómplices y autores materiales de las masacres ordenadas por Rosario Murillo”.
Coronavirus: ¿señal de Dios?
En el discurso televisado el miércoles por la noche, Daniel Ortega afirmó que Nicaragua había sufrido solo una muerte por la pandemia de coronavirus y que los tres casos confirmados del país fueron «importados».
Ortega se ha negado a adoptar las medidas de distanciamiento social y encierro utilizadas en otros países, y de hecho ha alentado a los nicaragüenses a participar en reuniones masivas.
Los nicaragüenses «no han dejado de trabajar, porque si este país deja de funcionar, muere», dijo Ortega. El gobierno extendió las vacaciones escolares de Semana Santa a dos semanas; Las clases están programadas para reanudarse el 20 de abril.
Ortega no comentó sobre cuántas pruebas se han llevado a cabo. Los expertos sospechan que hay muchos casos no detectados.
Ortega usó el discurso para criticar a Estados Unidos, diciendo que mantenía a los migrantes nicaragüenses en malas condiciones y que ni siquiera podía brindar atención médica a sus propios ciudadanos.
«El mayor poder en la Tierra no es capaz de proveer a sus propios ciudadanos en las ciudades de los Estados Unidos», dijo. «Faltan camas y equipos médicos, porque la atención médica no está disponible para las personas, para los pobres» en los países desarrollados.
Ortega dijo que la pandemia fue «una señal de Dios» contra el militarismo y la hegemonía.
«Estas fueras transnacionales que solo quieren tomar el control del planeta, eso es un pecado», dijo Ortega. «Y el Señor nos está enviando esta señal».
En una declaración el miércoles, el grupo de derechos humanos Amnistía Internacional dijo que “el gobierno del presidente Daniel Ortega ignora flagrantemente las recomendaciones de las organizaciones internacionales de derechos humanos con respecto a la pandemia de Covid-19, poniendo en riesgo la salud y la vida de miles de personas en Nicaragua. »
Erika Guevara-Rosas, directora de América de Amnistía Internacional, dijo: «Es sorprendente que, después de prevenir y reprimir cualquier forma de protesta social durante los últimos dos años, [el gobierno] ahora esté promoviendo marchas y reuniones masivas, exponiendo a la población a la pandemia».
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