Raúl Castro confirma que se va y deja a Cuba sumida en una de sus peores crisis
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El menor de los Castros se empeña en celebrar sus logros poco efectivos al tiempo que la isla se hunde en más pobreza, más censura y crece el rechazo a las políticas del régimen.
Redacción | Primer Informe
Raúl Castro confirmó este viernes que renuncia como máximo dirigente del Partido Comunista de Cuba (PCC). Su salida pone fin a una era de liderazgo formal de los Castro, algo que mantenían desde 1959.
Raúl deja a Cuba sumida en una de sus peores crisis desde la caída de la Unión Soviética. Hambre, escasez, pobreza, colas por doquier, y una crisis económica de las más fuertes que se ven en la actualidad.
“En lo que a mí se refiere concluye mi tarea como primer secretario al comité central del Partido Comunista de Cuba», dijo. Añadió que sentía satisfacción «de haber cumplido y la confianza en el futuro». El anuncio lo hizo dijo durante un informe de apertura del VIII Congreso de la organización.
Su salida se hará efectiva el próximo lunes, al cierre del congreso y cuando se elijan las nuevas autoridades partidarias, que se espera que esta vez sean encabezadas por el actual gobernante Miguel Díaz-Canel.
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Aunque el congreso se realiza a puertas cerradas, parte de las palabras de Castro, incluyendo éstas sobre su futuro político, fueron dadas a conocer por la televisión nacional.
Lo que en realidad queda en Cuba
Desde hace al menos un año las muestras de descontento de los cubanos no cesan. Los ciudadanos cubanos llevan meses manifestándose de todas las formas posibles.
El régimen, que ahora preside Díaz-Canel, responde con una represión sin precedentes. Incluso para una isla que tiene 60 años viviendo en dictadura. El mismo Díaz-Canel sería el elegido para sustituir a Castro a la cabeza del Partido Comunista de Cuba.
La causa principal del crecimiento de las protestas en toda la isla es el empecinamiento en reprimirlas de un régimen que perdió toda credibilidad ante una sociedad civil cada vez más crítica y diversa.
Un régimen que carece de poder de convocatoria, que ha perdido su capital simbólico (credibilidad, legitimidad, prestigio), y que se empeña en recurrir a contraproducentes campañas de represión y desacreditación sin derecho a réplica contra sus críticos.
La represión multiplica las manifestaciones en Cuba. La multifacética sociedad civil compuesta por individuos y grupos que no creen en más promesas y han perdido el miedo.
COVID-19 y censura por doquier
Con recursos cada vez más limitados por el impacto del COVID-19 en el turismo y las remesas, y sin los recursos provistos por Venezuela, el régimen castrista se acerca a la bancarrota.
No obstante, aunque la pandemia azota a los cubanos, estos temen colocarse cualquiera de los inmunizadores que se desarrollan en la isla.
A la par que los estudios científicos, el régimen mantiene una campaña propagandística centrada en las vacunas Soberana 02 y Abdala. Sin embargo, la población no se convence y los llamados «voluntarios» no asisten a las citas para recibir las dosis.
La salida de Raúl Castro del PCC está acompañada por las recientes prohibiciones en la isla de Cuba que impiden desarrollo económico y libertades individuales a los ciudadanos.
Censura y restricciones en contra de profesionales de distintas ramas que siguen acrecentando el descontento de los habitantes de la isla.
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