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Así fue que Bucaramanga se convirtió en el lugar predilecto de los narcos colombianos

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Así fue que Bucaramanga se convirtió en el lugar predilecto de los narcos colombianos

Personalidades de la vida política de Bucaramanga aseguran que los narcos colombianos consideran la ciudad como un puerto seguro en donde no hay problemas entre ellos porque ninguno ataca al otro.

Redacción | Primer Informe

Una corona party en el área metropolitana de Bucaramanga fue suficiente para que especialistas, analistas, académicos y algunos sectores de la sociedad bumanguesa, señalara que la ciudad era el lugar predilecto para los narcos colombianos.

El señalamiento fue motivado luego de la captura de Diego Humberto Castañeda, alias “Cachorro”, un narcotraficante que figuraba en el cartel de los más buscados en Antioquia.

Alias “Cachorro” fue capturado en medio de un allanamiento en una fiesta clandestina en una finca en la vereda La Cauchera en Florindablanca en noviembre de 2020.

En el procedimiento se impusieron más de 28 comparendos por violar las medidas sanitarias y se incautaron 200 dosis de cocaína rosada.

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Lo que despertó la captura de alias “Cachorro”

La captura de este delincuente señalado de ser el líder de los sicarios de ‘Los Pachelly’, un combo delincuencial afincado en Medellín, fue reseñada por los medios colombianos, hecho que hizo que personalidades del entorno bumangués se pronunciaran al respecto.

El hecho fortaleció la tesis de que Bucaramanga -el área metropolitana y municipios vecinos- son el refugio perfectos para los narcos colombianos.

Y el tema volvió a saltar luego de que el pasado 16 de mayo, en un lujoso apartamento del área metropolitana, fuera capturado Juan Larinson Castro Estupiñán, alias Matamba, jefe de la organización Cordillera Sur, aliada de la Segunda Marquetalia

Por alias Matamba, el gobierno colombiano ofrecía 500 millones de pesos de recompensa.

La ciudad y los alrededores han sido catalogados desde hace años como un buen vividero, señala la información publicada por la revista Semana

Allí se destaca una clase media, sin disputas territoriales fuertes -salvo la que empezó a generar Oscar Camargo Ríos, alias Pichi, capturado en diciembre en Envigado- y con una dinámica apostada a los servicios.

Desde 2006 el fenómeno ha aumentado

Julio Acelas, historiador y director del Observatorio Ciudadano de Santander, señala que este fenómeno no es nuevo. 

Desde su organización rastrean casos desde 1997, después de la debacle de los cárteles de Medellín y Cali, y se empezaron a diseminar los narcos colombianos en algunas ciudades intermedias. Pusieron los ojos en el eje cafetero y en Bucaramanga.

“Nosotros empezamos a rastrear presencias de capos, narcotraficantes, manejando recursos, lavando recursos desde finales de los noventa. Después de 2006 se dispara el fenómeno”, comenta el también estudiante de doctorado en Estudios Políticos de El Externado. 

Detalla que ese aumento después del 2006 se relaciona con la desmovilización de los paramilitares entre los se contaban muchos narcotraficantes y empiezan a capturar testaferros.

Por qué los narcos colombianos eligieron Bucaramanga

Los delincuentes eligieron Bucaramanga porque además del anonimato, la baja tasa de denuncia, la posibilidad de invertir y mover dinero en finca raíz, casinos, conciertos y en la misma política, facilitan que la se haya convertido en lo que Acelas y el Observatorio denomina un ‘nodo de narcotráfico suave’. 

Una suerte de zona franca donde entre delincuentes no se atacan, donde la violencia no llega a niveles escandalosos como se puede ver en otras grandes ciudades.

El historiador agrega que para que este fenómeno florezca también se da “una aceptación social del fenómeno” por lo que la gente se “acostumbra a vivir con eso, y no nos cae mal”.

Esta situación también llevó a que la DEA pusiera los ojos en la situación y haya participado en varios de los operativos adelantados contra estos narcos colombianos y además estén atentos a otros más.

La migración de narcos colombianos a Bucaramanga

El concejal Carlos Parra, consideró la situación como grave porque “no estamos hablando de un fenómeno del último mes, o de un fenómeno en el que estas personas simplemente están pasando vacaciones, sino de un fenómeno estructural, de migración, de carteles, de distintas partes del país a Bucaramanga”. 

Parra dijo que “nos estamos volviendo un puerto de recepción de pequeños y medianos narcotraficantes que encuentran en Santander y Bucaramanga un lugar cómodo para vivir”.

El factor que asocia a estas personas es que la mayoría son de otros rincones del país, o de países vecinos. En realidad son pocos los que realmente son naturales de Colombia.

 

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