El clérigo torturador que se perfila como el próximo presidente de Irán
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Autoridades electorales iraníes eliminaron a candidatos moderados y reformistas para darle ventaja al representante de los sectores más radicales del país.
Redacción | Primer Informe
El presidente del Tribunal Supremo de Irán, Ebrahim Raisi, figura como el favorito para convertirse en el octavo presidente de la República Islámica de Irán.
Se trata de un político ultraconservador. Raisi es mejor conocido por participar como fiscal en la ejecución de miles de presos políticos a finales de la década de 1980. También se le acusa de ordenar torturas.
Es probable que el clérigo obtenga un triunfo en la primera vuelta. Obtener la mayoría absoluta de los votos que se emitan este viernes no será tan difícil debido a la altísima abstención. Esa circunstancia juega a favor de Raisi.
Apenas 23 de los 59 millones de los ciudadanos habilitados para votar piensan participar. En tal caso, para salir victorioso, a Raisi le bastaría con que 12 millones de iraníes le den su voto. Si no lo logra, se enfrentarán en una segunda vuelta una semana después, el 25 de junio.
El máximo poder en Irán lo sustenta empero el líder supremo, el ayatolá Alí Jamenei. Pero el presidente tiene fuerte influencia en la política económica y de asuntos exteriores.
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El «carnicero» de 1988
El ganador sucederá a Hassan Rohani, quien es considerado un moderado en el ecosistema político iraní. El actual mandatario ya cumplió dos períodos consecutivos de cuatro años por lo que no puede presentarse a una nueva reelección.
A Raisi, también llamado el «carnicero de 1988», tiene prácticamente vía libre a la presidencia. La prensa iraní lo llama ahora el «candidato sin rival».
Como jefe del poder judicial de Irán, el clérigo tradicionalista es un aliado cercano del ayatolá Ali Khamenei. Su rol en la ejecución masiva y la horrible tortura de prisioneros políticos es su mejor carta de presentación entre la élite política del país.
Fiscal de los asesinatos masivos
En 1980, con tan solo 20 años, Raisi fue nombrado fiscal del tribunal revolucionario de Karaj, al oeste de Teherán. En 1988 fue ascendido a fiscal adjunto de Teherán. Desde esa posición se convirtió en una de las cuatro personas seleccionadas para llevar a cabo la matanza de activistas encarcelados de la Organización Popular Mojahedin de Irán (PMOI).
Se calcula que en la matanza murieron unos 30.000 hombres, mujeres y niños. Recluidos en prisiones de todo Irán fueron alineados contra la pared y fusilados en tan solo unos meses.
Esa masacre de presos políticos nunca ha sido reconocida por parte del régimen iraní. Las ejecuciones comenzaron a finales de julio y continuaron durante varios meses.
Los asesinatos obedecían a una orden directa del líder supremo de Irán, entonces el ayatolá Jomeini. En julio de 1988, proclamó: “Quien en cualquier momento continúe perteneciendo a la PMOI debe ser ejecutado. ¡Aniquila a los enemigos del Islam de inmediato!».
Elecciones arregladas
Para garantizar el triunfo de Raisi, el organismo electoral de Irán descalificó a decenas de candidatos para las elecciones presidenciales. Casi todos los moderados y reformistas fueron excluidos.
Esa decisión reduce el espectro de participación política en un momento en que la República Islámica enfrenta un creciente descontento interno.
Los analistas advierten que la medida de cerrar los espacios políticos disminuirá aún más la popularidad del sistema.
Con información de DW, The Diplomat y The Wall Street Journal.
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