Análisis

ANÁLISIS: Estampida petrolera, mala señal para los inversionistas de PDVSA

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ANÁLISIS: Estampida petrolera, mala señal para los inversionistas de PDVSA

La politización de la industria, la deficiente gerencia operativa, la inseguridad jurídica y las pocas vías legales disponibles para reclamar las deudas acumuladas, son los riesgos que se asumen por hacer negocios con PDVSA.

J. Gerson Revanales | El Nacional

Muy por debajo de la mesa pasó el retiro de las empresas petroleras Total Energies, la noruega Equinor y la japonesa Inpex, sumadas estas a las anteriores 15 firmas que se fueron por falta de condiciones y cambios de reglas como sucedió con la Exxon Mobil. De las 44 empresas que migraron a las empresas mixtas, desde 2018, 8 transfirieron o cedieron sus participaciones y otras 7 más pequeñas ya no tienen presencia en Venezuela, quedando 15 proyectos inactivos, según fuentes especializadas

Lo más grave de todo es que estas petroleras, lo más granado de la industria mundial de hidrocarburos, para irse han debido vender o ceder sus acciones y renunciar al pago de las deudas pendientes y dividendos impagos” por parte de Petróleos de Venezuela. Casualmente este movimiento accionario u operacional se está dando en los momentos en que Guyana está llamado a licitaciones públicas en sus campos petroleros off shore y abriéndose a la inversión extranjera. La situación debió ser tan crítica que estas deudas que se tienen que reflejar en el balance de las empresas como un pasivo, las empresas decidieron abandonar (la sociedad) a pesar de la penalidad que les impuso Pdvsa, violando flagrantemente los acuerdos de promoción y protección de inversiones y creando una imagen muy negativa para el país cuando más se necesita de la confianza, garantía y seguridad jurídica. Preguntamos cómo espera el gobierno que con estos antecedentes se pueda captar nuevas inversiones, no solo para el desarrollo petrolero, sino para la Zonas Económicas Especiales

Expertos petroleros coinciden en que la estampida de las petroleras deja en evidencia los riesgos que corren al hacer negocios con Pdvsa; la politización de la industria, la deficiente gerencia operativa, la inseguridad jurídica y las pocas vías legales disponibles para reclamar las deudas acumuladas, que no tienen nada que ver con las sanciones impuestas por violaciones de los derechos humanos.

Los recientes anuncios de la retirada definitiva de una gran mayoría de empresas petroleras que tuvieron confianza en el país al momento de modificarse la ley de hidrocarburos y adoptarse el modelo de empresas mixtas, hoy se van del país tirándolo todo a pérdida total, siendo realmente la única fuente real de divisas (olvidémonos por ahora el cuento de las exportaciones no tradicionales y de las zonas de económicas especiales exclusivas). Se requiere de un cambio de política dirigido a crear confianza y seguridad jurídica. El objetivo es levantar al país, sacarlo del foso donde se encuentra con una inflación sostenida de dos dígitos superiores a la media

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Venezuela es el primer país de la región y el tercero en el mundo con más riesgos para hacer negocios. Así lo registra el índice Doing Business del Banco Mundial; y es que quien fuera otrora una potencia petrolera, hoy se ubica en el puesto 188 de 190 economías, solo por encima de Eritrea y Somalia, como consecuencia de fallidas políticas. En América Latina, Venezuela lidera el ranking de los que se consideran con mayor riesgo para las inversiones ante la elevada probabilidad de caer en impago, con un riesgo país que supera los 30.000 puntos.

Con la nueva ida de las petroleras, única fuente real y posible de recursos, la situación se agrava a mediano y largo plazo, ya que su regreso dependería de drásticos cambio en las políticas y legislaciones. No es una novedad, ni algo inesperado, Venezuela, El Salvador y Argentina son los países cuya deuda soberana, tiene mayores probabilidades de caer en un evento de impago, según lo marca el indicador de Bonos de Mercados Emergentes (EMBI) que elabora JP Morgan Chase.

La solución no es mágica, en el pasado las recetas de Banco Mundial son conocidas, están escritas, probadas y satanizadas; no obstante hoy a la calladita el gobierno las vienen aplicando, como son: el incremento al precio de la gasolina y los servicios básicos; la reducción del gigantismo del Estado; el libre cambio y cambios en el sistema fiscal, lo preocupante son las señales en contrario a las fuentes de inversión como es el caso de la “cuasi” expulsión de las petroleras

El primer paso tendría que estar dirigido a la recuperación de la imagen del país, lo cual depende de la voluntad política del gobierno y su capacidad de maniobrar dentro de su propio partido; si es así su poder tendría que estar dirigido a manejar los asuntos del Estado con la debida transparencia, dar definitivamente las garantías jurídicas necesarias, combatir la corrupción y dar facilidades y garantías al sector energético; de lo contrario esa inversiones se irán a otro lado, donde tengan “mayor control” de sus operaciones.

Es necesario dejar de gobernar en gerundio: “Haremos de Venezuela una gran potencia”; «Regresaremos a la Comunidad Andina”; “Haremos de las Zonas Económicas un nuevo motor de la Economía”. A cambio sería preferible escuchar al gobierno decir se construyó, se inauguró, se realizó, se exportó etc. La imposición a las petroleras que en su momento confiaron en el país y migraron de acuerdo con la Ley de Hidrocarburos; y hoy al exigírseles abandonarlo todo, suena a casi una extorsión.

 

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